miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Debería operarme de miopía?

Consideraciones a tener en cuenta.

A mediados de los noventa la cirugía refractiva cobró verdadero auge, a veces con más complicaciones que aciertos. En la última década este tipo de intervención se ha demostrado muy segura, siempre que se asocien la técnica y el criterio adecuados para cada caso.

Las motivaciones para operarse de un defecto refractivo, sea miopía, hipermetropía o astigmatismo, son varias. Incomodidad con las lentillas o con las gafas, requerimientos profesionales, deportivos o bien padecer defectos muy diferentes en los dos ojos de forma que la visión binocular se hace difícil.
Hemos de tener en cuenta que como cualquier otro procedimiento quirúrgico, la cirugía refractiva, en cualquiera de sus modalidades, conlleva un riesgo asociado, que aunque porcentualmente pequeño, hay que considerar.

La cirugía con excimer láser nos proporciona una precisión que hace que la mayoría de los resultados sean satisfactorios.
Por otro lado no todos los ojos se pueden operar y existen unos condicionantes como son el grosor corneal, la curvatura corneal, el número de dioptrías y la existencia o no de patologías asociadas, aspectos todos ellos que el oftalmólogo se encarga de explorar antes de aconsejar la cirugía.
Por todo ello lo mejor que puede hacer alguien interesado en operarse un defecto refractivo es acudir al oftalmólogo de su confianza para que le informe de las posibilidades.

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